sábado, agosto 22, 2009

No beter time as the first time (2/-)

Battletech nunca ha sido un juego que, al menos en España, haya gozado de mucha popularidad. Ya sea por la mala suerte que ha tenido con las editoriales que han publicado el juego en español o por la complejidad intrínseca del juego, Battletech no ha tenido la difusión que ha tenido Warhammer, Confrontation o Warmachine.
El caso es que al no existir una empresa que comercialice material en español el grupo de jugadores de Battletech se ha convertido en una especie de sociedad endogámica en la que características como la antigüedad (he encontrado jugadores que me han llegado a decir que llevaban jugando 30 años) poseer material en español, ya sean los manuales de Diseños Orbitales o Zinco o novelas de Timun Mas o material en inglés de la extinta FASA te convierte en una autoridad. Al final el prestigio de un jugador de Battletech se mide por su antigüedad, la cantidad y antigüedad del material que posee y cuantos torneos ha llegado a ganar. Por desgracia todo esto puede convertirte en un gran jugador pero no tiene que convertirte, necesaria mente, en mejor persona, de hecho algunos jugadores parecen atesorar su "habilidades" y a menospreciar automática mente las de los demás, no vaya a ser que les pueda hacer sombra. El resultado es que práctica mente, no hay nuevos jugadores desde que cerró Zinco y las pocas excepciones se podría decir que empezaron a jugar por invitación. De hecho en mi época de jugador de Mechwarrior (algo que para algunos veteranos se considera una vergüenza) les pregunté a unos jugadores de Madrid como era que, jugando a Mechwarrior, no jugaran a Battletech con otra gente de Madrid. La respuesta fue que el juego estaba bien pero que la gente que juega son una pandilla de rancios. En ese momento desconocía el tipo de jugadores que había en Madrid aunque sabía que un amigo mio estaba jugando con una gente de la zona y sabía positiva mente que era una de las comunidades más activas de la península. Después de conocerlos comprobé que estaba compuesto por un grupo de personas muy majas pero el tiempo me mostró que había un par de personas por las que dejé de participar en su foro. Sospecho que cuando esa gente de Madrid hablaba de rancios se referían a esas dos personas. Es por eso por lo que descarto los grupos de jugadores ya existentes ya que, por muy majo que sea un grupo de jugadores solo hace falta que haya un rancio para que la gente huya de ellos como de la peste. Este fenómeno no es exclusivo de Battletech, de hecho, los ejemplos máximos de ranciedad los he visto en juegos más populares, como Warhammer o Magic y sus formas de comportarse son tan variados que merecerían otro articulo a parte.
Entonces ¿que es lo que hace que este tipo de personas afecten más en el desarrollo de Battletech y no en otros?. Para mi es algo relativa mente sencillo, en otros juegos si no te gusta un grupo de jugadores te largas y te buscas otro, en caso de Battletech, si no te gusta el grupo de jugadores que has encontrado, te largas y dejas de jugar porque no hay otro en varios cientos de kilómetros a la redonda o intentas hacer la convivencia con el rancio de turno mínimamente aceptable. En resumen, es la llegada constante de jugadores lo que hace que un juego goce de buena salud, pero ¿que ocasiona que haya este flujo de jugadores? Este es un tema a tratar en el próximo capítulo.

3 comentarios:

Mekorig dijo...

Darkawa, te entiendo claramente. Peor es la situacion en Argentina, donde encontrar los grupos de jugadores veteranos (o de mas nuevos) en mas dificil que encontrar un Castillo Brian con una Division entera de mechs Liga Estelar perdido ena lgun planeta periferico. :D :D

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

A ver si tengo tiempo para acabar esta serie de reflexiones. Básicamente, los jugadores veteranos tendemos a "tutelar" a los jugadores novatos, olvidando nuestras experiencias de novatos y no paramos de sugerir, indicar o, incluso, ordenarles que no hagan cosas que nosotros hicimos en su momento. Precisamente esta serie de ensayos de prueba/error, ese contacto primerizo en el que pisas por primera vez terreno inexplorado lo que te hace vincularte a una afición. Negar esa experiencia a los novatos es evitar que se aficionen a nuestro hoby.